domingo, 3 de enero de 2010

En año nuevo

Y decidió quedarse sentado frente a la ventana, observando, sólo observando; no le importó que sus vecinos estuvieran festejando el año nuevo. Música, risas, baile. La sensación de no estar vivo era insoportable; nunca se imaginó siquiera que ver tanta pobreza le hubiese causado aquella conducta inexplicable.
Ni siquiera el recuerdo de la figura extraordinaria de aquella chica lo pudo reanimar. ¡Quién lo hubiera creído! el desalmado fue impresionado.

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