Soy vanidoso y me baño dos veces al día. Soy tan seguro de mí mismo, que puedo hablar ante cinco mil personas sin que me tiemblen las piernas. Siempre sé lo que ha de suceder y pocas veces me equivoco. A veces peco de soberbio y trato de arreglar el mundo. No me importa lo que otros piensen, sólo tengo un principio y un fin: Yo.
He estado pensando, últimamente, que realmente no eres la persona que yo creí. O, más bien, que la imagen que me hice de ti dista mucho de quien realmente eres. Quiero decir, te idealicé bajo la premisa más pura, sin el prejuicio de tomar en cuenta tus actitudes, tu conducta, tu forma de conducirte en la vida.
He tenido estupendas relaciones que duran no más de treinta días. Las mujeres que han dormido en mi cama tienen un rasgo en común: cuerpo hermoso y sensual. Me he acostado con mujeres casadas, viudas y divorciadas. El sexo ha sido mi cultura, vivencial, teoría y práctica.
Cómo no adherirme a ti, si me hacías el amor como nunca me lo habían hecho, conociste todo mi cuerpo, mejor que yo. Encontraste los lugares precisos que me hacían temblar como paloma herida. Desde la primera vez que me tuviste, supe que sería difícil el fin.
Mantengo encerrados mis sentimientos, no salen ni saldrán a la luz. Son míos, a nadie incumben. La única forma que conozco de transmitir mis estados afectivos, es mediante el contacto físico. Por eso, sólo me rodeo de mujeres, no me llevo bien con los hombres. Al contrario, me repelen.
Fingí creer que eras bueno. Veía como una virtud que tus caprichos te dominaran, claro, entonces no sabía que eran caprichos. Te sentía sincero y ahora sé que estaba como hipnotizada, seguramente, tu forma tan segura de andar por el mundo me cautivó.
Mis palabras siempre suenan convincentes, pues las pronuncio con determinación. Mi formación me ha hecho tener una templanza a prueba de todo. Mi serenidad sorprende a muchos. He estado en momentos muy complicados y siempre he salido avante. Hay palabras como imposible; no puedo; no sé; miedo, entre otras, que no forman parte de mi vocabulario del diario.
Cómo veo que no cambias, te dejo que sigas con tu vida. Tenía muchos planes para nosotros, pero entiendo que nunca habrá un nosotros.
Mantengo mi individualidad ante todo. Pienso que si uno debiera darse a otro, no naceríamos solos, en un acto personal, sino en un movimiento colectivo, en que cada uno estuviera con su cada cual. Desde mi perspectiva las relaciones humanas, incluso las llamadas amorosas, son una cantidad de intereses comunes que deben terminar cuando se cumplen los fines que la originaron.
No soporto tu indiferencia, que no me tomes las llamadas, que no contestes mis correos ni mis mensajes. Sé que estás en tu casa porque he estado afuera en mi coche todo el día. He visto que se enciende una luz y tu sombra camina por tu sala. Siquiera deberías abrir la puerta para decirme que no quieres verme.
A veces mi fuerza es desmedida y no conozco el cansancio. Soporto temperaturas extremas y controlo mi cuerpo como controlo un auto. Cuando llega el momento duermo como si estuviera invernando, mi récord es de dormir tres días seguidos. Puedo estar sin hablar días enteros. Mi mejor amiga es mi mente, converso con ella constantemente.
Más vale que no me busques, estás muy ocupado en ti mismo. Si acaso lees este mensaje, quiero que sepas que estoy confundida, no sé qué pensar de ti. No sé si me quieres, no sé si algo significo para ti.
No busco mayor gloria que vivir bajo mis propios principios. Vivir como creo que debo vivir. Eso sí, he sido claro siempre, nunca ofrezco lo que no he de cumplir. No es mi asunto que ellas no me crean. O que piensen que habrá algún suceso o maleficio, hechizo, trabajo, amuleto u otros similares que me hagan cambiar, que me hagan ser como ellas creyeron. Hasta que se convencen y me envían sus mensajes, escritos con letra cursiva.