sábado, 6 de noviembre de 2010

Tan simple

Me gusta el tequila; el agua de naranja; el café negro, tibio, sin azúcar; la gelatina de naranja; los tamales de dulce; el arroz con plátano, tabasco, no frito, y el arroz con leche.  En materia de música prefiero el rock, en cualquiera de sus derivaciones. - Qué obsesión del  humano en clasificar todo: que el reino animal, vegetal, mineral; que los animales vertebrados e invertebrados; que los organismos unicelulares y policelulares; que el rock progresivo, heavy metal, trash metal, punk, ska y muchos etcéteras-. ¿Será que de verdad importa?

Prefiero trasladarme por mundos paralelos e inimaginables. Parir ideas por segundo y verlas madurar en casa de otro. Rompo con el esquema tradicional del llamado hombre mexicano. -Para la naturaleza no existen fronteras, jamás he visto a un agente de migración revisando los papeles de las (así clasificadas) mariposas monarca  cuando llegan a Michoacán y Estado de México, provenientes de Canada. Por tanto, como gran parte de las leyes de los humanos, califico de absurdo el tema de las nacionalidades- de verdad disfruto acariciar el cuerpo de una mujer, compartir nuestras energías y convertirlas en placer. Antes el suyo que el mío, no encuentro mayor placer que darlo.

Algunas veces juego el papel del abogado del diablo, sólo por contradecir. Por ejercitar las habilidades discursivas propias y ajenas. 

Aunque he leido cientos de libros, no suelo recordar el nombre de los autores, sólo sus ideas. Porque si, por deseo de algún Dios, se llega a publicar un libro de mi autoría, prefiero que mis ideas sean recordadas, discutidas, despedazadas; antes de que se concentren en el que esto escribe. Alguien tan simple, resumido en los tres párrafos anteriores.

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