domingo, 14 de abril de 2013

Derrumbes ajenos

Me gusta contarme historias que me dictan mis sentidos. A veces dedico grandes lotes de tiempo a la conversación conmigo mismo. 

Supongo que eso me ha de hacer parecer ido o idiota, cuando la gente me habla y mi mayor atención está en la trama de la historia que justo me estoy contando y no hago caso. No es sencillo reexplicarme el mundo, por eso de pronto mis inflexiones son continuas.

A ella le cagaba que yo no hablara, sobre todo cuando quería escuchar mis palabras que siempre daban en el blanco, que le herían y le hacían sentir poco menos que nada. Pero uno no está todos los días dispuesto a pisotear al otro, a veces es necesario acabar con uno mismo, antes que seguir contemplando el derrumbe ajeno. Por eso prefirió la distancia. Escogió una ruta tan larga que se acercaba peligrosamente por el lado opuesto. Ruta circular. 

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