¿Sabes? extraño los días en que me halagabas con aquel rico café. Siempre con la precisión exacta para mezclar perfectamente aroma, cuerpo y sabor. Y aunque sé que resulta complicado tener que satisfacer mis extrañas adicciones, espero que recapacites y accedas a complacerme una vez más.
A cambio, prometo mantener lejos mis manías y hacer mi máximo esfuerzo para permanecer en total armonía, esa armonía que siempre es necesaria para poder aguantar la compañía de un sujeto que parece sacado de una novela de la generación del crack, devoto del rock, de un buen libro y de escribir tonterías cada noche.