Mis amigos de la infancia siguen bebiendo cervezas en la calle, fumando algún cigarro sin marca, o de plano sólo pasando el tiempo, cotorreando. Hoy por alguna razón me dieron ganas de estar con ellos. Ahí siempre está uno seguro, por lo menos seguro de que se hablará de cosas realmente importantes: cómo sobrevivir sin trabajar, cuál es el mejor coche de la colonia, o a cuántas chavas te tiraste la última semana.
Generalmente termino contando mis aventuras, ellos han sido testigos de que, desde siempre, mujeres diferentes me han acompañado a casa, no sabes el ahorro que se puede tener al dejar de pagar hoteles. Hasta eso son discretos, cuando me ven acompañado sólo observan si la afortunada en turno repite o es novedad.
Ahora lo único novedoso es este repentino sentimiento que me agobia, no me lo creerías si te digo que me he obsesionado, no es que no sea guapa o que no guste algo de su cuerpo, al contrario, pero es muy joven, y si a eso le agregamos que me autocensuro para no expresar nada de lo que pienso al estar con ella. Hoy por ejemplo, sólo atiné a decirle: Te ves muy bonita. Ella sólo me miró, inexpresiva, y volteo su cara a otro lado.
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