martes, 22 de marzo de 2011

Mentiras

He dicho tantas mentiras que a veces me enredo para precisar si algo realmente pasó o lo inventé. No es que un día uno se levante pensando en qué mentira inventar. Lo que ha ocurrido es que me he encontrado con personas tan prescindibles que mentir hace más fácil la convivencia o la no convivencia con ellas.

Así, he pasado por adicto, prisionero, graffitero, punketo, hierbero, policleto, vendedor de seguros, viudo, huérfano, predicador, bígamo, gnostico, musulmán, ateo y cientos más de adjetivos y sustantivos he usurpado. Tampoco creas que es tan grave, al menos esa gente ha escuchado lo que creían que iban a escuchar, así que si lo pensamos detenidamente, mentir o no, no hizo la diferencia. Ellos tenían formada la idea antes de que yo simplemente se la confirmara.

¿Nunca has dicho algo sólo por deshacerte de una idea? Decir algo sin decirlo. O decir algo, haciendo creer al otro que estás diciendo lo contrario. Sí, ya sé que suena complicado y realmente hacerlo es mucho más fácil que describirlo. Poca gente escucha. La mayoría apenas y oye.

¡Ah!, pero cuidado, si inventas una historia trágica, dolorosa o sangrienta, esa sí que llama la atención y querrán seguir enterándose de ella. Por lo que tendrás que estar listo para continuar todos los días un nuevo capítulo, como una radionovela. Por eso, te recomiendo, si no tienes escapatoria, inventarte historias de amor, de éxito, de felicidad. Me queda claro que nadie quiere escuchar nada sobre una persona exitosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario