El frío inspira escribir melancolías, el calor, al contrario, invita a escribir desenfados. Hoy sin embargo, haré un ejercicio diferente, trataré de ver las cosas desde fuera, como un espectador que mira tranquilamente una escena.
Generalmente no quiero ser inoportuno. Pero en ocasiones, me ganan las ganas y creo que la mayoría de veces echo a perder las cosas. Me he vuelto un aburrido. Sin emociones declaradas por nada de lo que antiguamente me apasionaba. Hoy veo pasar las horas y no me importan. No me importa si es domingo, o lunes, o un día cualquiera. Todos los días son circulares, historia aprendida y repetida. Mando señales equivocadas, captadas por las personas menos indicadas.
Invento lugares que no conozco para revivir recuerdos olvidados. Con grandes influjos de alquimista, intento estar y no estar en tus experiencias. Imagino el alcance de mis actos. Actúo precautoriamente. Me asusta la rebeldía mental que me lleva a turbias conductas que con calma transcribo en mi libreta.
¡Qué ganas de hacer un punto y aparte!, ¡qué ganas de volver a volar fuera de la tierra!.
Con excusas no se cambian las cosas así que no he buscado ni buscaré ninguna. Sé que he sido luz y he sido guía. Artífice de un esbozo de futuro. Ejemplo muchas veces seguido.
Mas hoy sé que soy nube y soy neblina. Gris, opaca y árida. Tampoco es tan grave.
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