¿Tres Gb de fotografías y videos te parecen demasiado?
Si me preguntaras cómo fue que llegué a tal colección de miradas tuyas no sabría qué contestar. De pronto tuve conciencia de la cantidad de imágenes cuando intenté hacer un respaldo de mi disco duro, y me encontré contigo. Caminando; sentada; tomando café; sonriendo; hablando por teléfono; usando tu compu; pintando tus labios; con el cabello suelto; en tremendos tacones; en pants; con vestido; con blusón negro; con playera roja; en fin, más de mil fotografías diversas, la mayoría de ellas capturadas furtivamente. En todas luces magnífica, pero, definitivamente, es una mi preferida. En la que te ves de frente, con un fondo claro, tal vez de una oficina o una sala de estar, resaltan tus ojos profundos y tus labios, miras a la cámara como diciendo "soy yo, no te equivocas", tu cabello, húmedo haciendo un marco perfecto y parecieras emanar tu perfume favorito.
Tras mucho pensarlo, he llegado a la conclusión de borrarte, confirmar que deseo eliminar los 1302 elementos seleccionados y que por el tamaño de los archivos esta acción no se podrá deshacer. Así, de un sólo enter, trato de dar fin a esa obstinación de mirarte electrónicamente, en concordancia con tu novedosa actitud que has estrenado. Predico con el ejemplo. ¿Recuerdas mis palabras? "que nada ni nadie se convierta en tu causa y por consiguiente tú te vuelvas el efecto, por el contrario, ser tú y sólo tú el origen y el fin de tu proceder". Y yo estaba fallando en este punto, pues te volvías mi causa, y tú sin saberlo siquiera, lo sé. Sé que ni imaginabas que estuviera pasando, sé que no era ni de tu interés provocar esta situación, sino que es sólo el resultado de un proceso mental interno, propio, mío, y sé también que no me hacía ningún bien. Por eso cierro mis ojos y doy click en aceptar, y los abro para mirar, en mi vieja lap, cómo vuelan los archivos, y quiero imaginar que así volarás de mis ganas, mientras una ventana transparente informa que te estás eliminando de mis deseos.
Si me preguntaras cómo fue que llegué a tal colección de miradas tuyas no sabría qué contestar. De pronto tuve conciencia de la cantidad de imágenes cuando intenté hacer un respaldo de mi disco duro, y me encontré contigo. Caminando; sentada; tomando café; sonriendo; hablando por teléfono; usando tu compu; pintando tus labios; con el cabello suelto; en tremendos tacones; en pants; con vestido; con blusón negro; con playera roja; en fin, más de mil fotografías diversas, la mayoría de ellas capturadas furtivamente. En todas luces magnífica, pero, definitivamente, es una mi preferida. En la que te ves de frente, con un fondo claro, tal vez de una oficina o una sala de estar, resaltan tus ojos profundos y tus labios, miras a la cámara como diciendo "soy yo, no te equivocas", tu cabello, húmedo haciendo un marco perfecto y parecieras emanar tu perfume favorito.
Tras mucho pensarlo, he llegado a la conclusión de borrarte, confirmar que deseo eliminar los 1302 elementos seleccionados y que por el tamaño de los archivos esta acción no se podrá deshacer. Así, de un sólo enter, trato de dar fin a esa obstinación de mirarte electrónicamente, en concordancia con tu novedosa actitud que has estrenado. Predico con el ejemplo. ¿Recuerdas mis palabras? "que nada ni nadie se convierta en tu causa y por consiguiente tú te vuelvas el efecto, por el contrario, ser tú y sólo tú el origen y el fin de tu proceder". Y yo estaba fallando en este punto, pues te volvías mi causa, y tú sin saberlo siquiera, lo sé. Sé que ni imaginabas que estuviera pasando, sé que no era ni de tu interés provocar esta situación, sino que es sólo el resultado de un proceso mental interno, propio, mío, y sé también que no me hacía ningún bien. Por eso cierro mis ojos y doy click en aceptar, y los abro para mirar, en mi vieja lap, cómo vuelan los archivos, y quiero imaginar que así volarás de mis ganas, mientras una ventana transparente informa que te estás eliminando de mis deseos.