El Rostro, desde que me acuerdo, siempre vivió con su tía Lupe. Le decíamos El Rostro porque siempre se ligaba a alguna tipa, no importaba si era bonita o fea, lo importante para él era ligar. A su mamá sólo la vi un par de veces, lo acompañé a buscarla en la pulquería de la colonia, en el cuarto de mujeres, las vecinas contaban que había muerto en ese tugurio.
Doña Lupe se casó con un buen tipo de la misma cuadra, él trabajaba como obrero y jugaba futbol los domingos. Tuvieron un hijo llamado Andrés, y al año siguiente, nació Rigo. También nació la obsesión de ella por tener una niña, así que hizo la tarea de inmediato y en breve alumbró a Beto. Sin embargo no iba a darse por vencida tan pronto, por lo tanto, se volvio a embarazar y nació Raúl. Ese año su esposo buscó un segundo trabajo para poder manener a su prole. Tuvo un buen año y pudo comprarse un auto opel 79. Todos pensábamos que con ese parto cejaría en su intento de tener una hija, pues pasaron un par de años. Sin embargo, no había olvidado su misión en esta vida y se volvió a embarazar, por fin llegó la niña, pero no llegó sola. Su gemelo venía con ella. También la muerte. Doña Lupe murió después de ver a su hija, no sabemos si se enteró de que eran gemelos.
El esposo aún maneja el opel 79 y los gemelos andan siempre juntos, se toman de la mano, se abrazan, se cuidan, al parecer la muerte de su madre sirvió como adherente. El Rostro también buscó mantenerse en familia numerosa, se juntó con una mesera de un table dance que tenía cinco hijos. Él no trabaja, cuida de los niños.