Se disponía a partir. Cuando se echó su mochila a la espalda, en un gran acto de poder, no imaginó que regresará a esa casa al año siguiente. Cuando después de los festejos de año nuevo sea llevado de urgencia a un hospital privado para ser intervenido. Al salir del quirófano, ella estará ahí, preocupada, y le invitará a quedarse en su casa donde le procurará los cuidados necesarios para su pronta recuperación. Él aceptará y continuará con ella por largo tiempo.
Salía de ahí sin sentimientos rencorosos o alguna mala intención respecto de quien fuera su compañera por diez años. Por el contrario, estaba enormemente agradecido con ella. Responsable en parte de que hubiera dado un gran giro a su vida. Ella le dio a conocer que existía otra forma de sobrevivir en la gran ciudad. Sin violencia, sin armas, sin drogas. Y lo más importante, quien le apoyó y convenció de regresar a las aulas, terminar la prepa y cursar la universidad.
Su salida había sido consensuada. En los últimos días apenas se dirigían la palabra, un beso en la mejilla por saludo, como si fueran compañeros de trabajo. Con horarios incompatibles era más fácil sobrellevar el rudo silencio que se imponía como una barrera entre ambos.
En la intimidad de su nuevo departamento pudo observar su cuerpo maltrecho: gordo. Se consoló al observar que aún conservaba rastros de fuerza: sus pectorales que tanto orgullo le dieron en su momento; sus brazos que siempre le proveyeron de conquistas. Recordó como abandonó su rutina de ejercicio para evitar conflictos con ella. Se encelaba de que luciera siempre joven, fuerte, atractivo. Tal cual lo conoció. Y él, por llevar la fiesta en paz, poco a poco dejó que la grasa sustituyera a los músculos y ahora veía las consecuencias.
Afortunadamente para su causa en la esquina más próxima había un lago artificial, creado por algún gobernante de izquierda, y alrededor de éste, una pista para correr, con aparatos para ejercitarse, junto a enormes árboles: eucaliptos y jacarandas. Empezó su reconstrucción.
Se dijo que jamás volvería a ceder por nadie. Que retomaría su amor propio. Y así lo hizo.
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