miércoles, 5 de enero de 2011

Soñar contigo

Anoche quise soñar contigo. Seguí todas las instrucciones que he encontrado a lo largo del tiempo, en diversos libros  y revistas, para misiones así: la respiración, el pensamiento, la postura en forma fetal; y sí resultó. Traté de no verte más de dos segundos para que no desaparecieras, así que pasaba mi vista de tu cara a mis manos.

Empezó como un viaje. Estábamos en la parte posterior de una camioneta con rumbo desconocido, aunque creo haber visto los volcanes: El Popo y El Iztla. Hablábamos de cosas divertidas, reíamos sin parar, hasta me dolía el estómago de tanto reir. Nunca vi quién manejaba. 

Después cambió el escenario. Estábamos en una especie de escuela, tú buscabas tu salón y yo te acompañaba. Creo que también estudiaba ahí porque traía cuadernos en la mano. Y como siempre estaba tratando de volarme alguna clase y de convencerte de que lo hicieras también. No lo logré. Encontramos tu salón en el primer piso y entraste. ¡Qué raro!, tus compañeros de clase era gente que aunque los dos conocemos, difícilmente serían de tu generación, vaya ni siquiera de la mía. Entonces me senté frente a  la puerta de tu salón, tal vez pensaba esperar a que terminara tu clase y salieras. Mis pies quedaron colgando pues me encontraba en una especie de techo. Abajo en el patio, una chica cuyo rostro me es muy conocido me tomaba fotografías. Yo me sentía muy halagado y posaba para la foto. Hasta que me di cuenta de que toda la costura de mi pantalón estaba rota y por la forma en que estaba sentado, ella me miraba hasta el acta de nacimiento. Tenía todo de fuera. Reparé en su risa burlona, estaba tomando fotos de lo más íntimo y gritaba que las publicaría en facebook.

Me levanté rapidísimo y bajé las escaleras para encontrarla y borrarle las fotos, pero el patio se convirtió en un mercado. Había más gente que en las tiendas de juguetes en día de reyes. Jamás la ubiqué, mas al revisar tras una puerta, encontré una cabeza humana. Era un hombre, ya no sangraba y parecía haber sido cortada con demasiado cuidado. Me miraba fijamente. Se veía muy fresca.

Preferí despertar, ya no tenía control del sueño, sabía que no volverías a estar en él.

Bajé de inmediato por mi lap y revisé el facebook, nada fuera de lo común. Me acosté en mi sillón y me dispuse a dormir, bloqueando cualquier indicio de ensueños.

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